Los pasos rapidos de los curanderos jóvenes contrastaban con
el del anciano; implementos, fuego fatuo, vasijas, velas, libros iban en los
brazos de los criados hasta la pieza de Eveleen. Todo quedó en perfecto orden,
entro el anciano junto a otro curandero, entro Mephisto con Nadine de la mano y
ella cerro la puerta
- Mi querida señora, la única forma que he podido encontrar
para ayudarla es drenar la sangre de su hija y entregarle sangre pura para que
esa parte vampirica que tiene dormida dentro de si despierte y la salve -
Mephisto la miro
silencioso y el anciano continuó
- Quizás usted no sobreviva Mi Señora, pero
estoy seguro de que ella lo hara -.
Eveleen miro a Nadine y a Mephisto pero sus
ojos se posaron en Paulette por unos segundos y no dudo “
- Hagámoslo, si debo
morir asi será -
Nadine comenzó a llorar y Mephisto la abrazó fuerte aunque el
mismo temblaba al pensar en que pasaría si esto no funcionaba, un mudo ruego cruzaba los labios del guerrero "Si tu la despiertas yo..." el anciano puso
una vasija frente a ella, bajo el fuego y esta se cortó ambas muñecas dejando
la sangre caer dentro; el otro curandero cortó el cuello de Paulette drenando
asi la sangre de esta en una vasija diferente
“Ya no hay vuelta atrás... a tu lado nunca la habrá”
Lentamente Eveleen comenzó a desvanecerse y
Mephisto decidió saltarse todos los protocolos y la tomó con fuerza en sus
brazos
“Aguante Mi Señora, yo la sostendré, si necesita yo le daré mi sangre y
la cuidaré”
Eveleen lo miró, sus ojos dejaban de ser negros lentamente y
volvían a su tono original, anaranjados… ya no había vínculo con Claudio, se
deshacía bajo el ardor del fuego fatuo y esta sangre pura se sacaba en vasos
para que Paulette despertara.
Rápidamente Eveleen cayó a los brazos de Mephisto mientras Paulette habría los ojos, todo había servido y, aunque Mephisto aún afirmaba a Eveleen se detuvo en la niña y sonrió como si le hubieran sacado una tonelada de los hombros, corto su cuello dejando que las gotas cayeran en la boca de Eveleen
Rápidamente Eveleen cayó a los brazos de Mephisto mientras Paulette habría los ojos, todo había servido y, aunque Mephisto aún afirmaba a Eveleen se detuvo en la niña y sonrió como si le hubieran sacado una tonelada de los hombros, corto su cuello dejando que las gotas cayeran en la boca de Eveleen
“Por favor,
despierta… ella te necesita…”
Nadine se acercó a ambos y levanto con fuerza a
su madre poniéndola junto al cuello de Mephisto, no dijo nada pero sonrió
cuando esta comenzó a tragar instintivamente y se volvió a Paulette quien la
buscaba con la vista
- Ya todo acabo hermana, descansa y recupérate para que
volvamos a estar juntas -
Paulette despertó, había algo dentro de ella que la sostenía con fuerza, que la afirmaba en sus tropiezos y que la guiaba, aun seguía siendo débil, aún le costaba sostener completamente su cuerpo pero estaba viva y eso era importante. Nadine le había contado algunas cosas, le había dicho que Mephisto le salvó la vida, que su madre le dio una nueva oportunidad y que ella no había despertado desde que la salvó…
Eveleen no despertó luego de aferrarse a Mephisto, su corazón estaba roto, su alma estaba rota, sentía que le había fallado a todo el mundo y no quería despertar, ya simplemente no quería luchar, Mephisto había estado en el umbral de la puerta desde que la pusieron en la cama, sentía que debía hacer algo, ayudar, pero no se atrevía a entrar. Habia mantenido silencio desde que ella se desmayo, solo había mirado a Paulette desde las tinieblas con miedo a acercarse, su mirada no se había apartado de ella y esperaba noticias de Eveleen hasta que sintió un roce, era una sensación única, perfecta y se volteó bruscamente para encontrarse con Paulette tras de él y palidecer por completo
Paulette despertó, había algo dentro de ella que la sostenía con fuerza, que la afirmaba en sus tropiezos y que la guiaba, aun seguía siendo débil, aún le costaba sostener completamente su cuerpo pero estaba viva y eso era importante. Nadine le había contado algunas cosas, le había dicho que Mephisto le salvó la vida, que su madre le dio una nueva oportunidad y que ella no había despertado desde que la salvó…
Eveleen no despertó luego de aferrarse a Mephisto, su corazón estaba roto, su alma estaba rota, sentía que le había fallado a todo el mundo y no quería despertar, ya simplemente no quería luchar, Mephisto había estado en el umbral de la puerta desde que la pusieron en la cama, sentía que debía hacer algo, ayudar, pero no se atrevía a entrar. Habia mantenido silencio desde que ella se desmayo, solo había mirado a Paulette desde las tinieblas con miedo a acercarse, su mirada no se había apartado de ella y esperaba noticias de Eveleen hasta que sintió un roce, era una sensación única, perfecta y se volteó bruscamente para encontrarse con Paulette tras de él y palidecer por completo
- Perdon… yo…-
El
se turbó, apenas podía articular palabras y Paulette se acercó más a el y lo
abrazó
- Gracias, gracias por salvarme, gracias por ayudar a mi madre… por estar
con ella -
Los ojos de él se llenaron de lagrimas y perdió la compostura que
había mantenido, cayendo de rodillas ante la niña y aferrándola a su pecho
“… Me alegra tanto que estes bien, estoy muy feliz de verte”
Paulette lo miró de
una manera muy especial y única, sonrió y lo instó a levantarse mientras se
acercaba a la habitación de su madre, y se sentaba junto a ella
- Madre, gracias… gracias por amarme tanto, por ayudarme, por todo lo que haces por mi… tienes que despertar pronto madre, Nadine y yo te necesitamos, la gente te necesita… Mephisto te necesita mucho…-
Ella miro a Mephisto mientras le dedicaba una leve sonrisa y salió de le habitación.
- Madre, gracias… gracias por amarme tanto, por ayudarme, por todo lo que haces por mi… tienes que despertar pronto madre, Nadine y yo te necesitamos, la gente te necesita… Mephisto te necesita mucho…-
Ella miro a Mephisto mientras le dedicaba una leve sonrisa y salió de le habitación.
Mephisto tembló, en
un principio penso que sentiría a Eveleen en el cuerpo de la niña, pero cuando rozo sus
dedos, vio sus ojos y sintió su olor no fue lo mismo, había algo único en Paulette que Eveleen jamas había tenido y jamas tendría… veía a la Eveleen, trataba de pensar en la primera vez que la vio sonreír y no era
la misma, ahora era un cuerpo vacío... su alegría se habia ido.
Llevaba varios días esperando que despertara, se sentía agotado y la cabeza le daba vueltas, se acercó a ella al borde de la desesperación y comenzó a hablarle
Llevaba varios días esperando que despertara, se sentía agotado y la cabeza le daba vueltas, se acercó a ella al borde de la desesperación y comenzó a hablarle
- Llegué a tu lado porque eres joven y bella, porque luces débil, porque
necesitabas que yo intimidara a quienes debían oírte y los obligara a hacerlo,
creí que mi vida era perfecta asi, disfrutando esos momentos, soñando que
podría subir mas aun en mi rango hasta que me hablaste y me sacaste de ese
mundo solitario y ambicioso, hasta que me hiciste ver cuan hermosas son las
estrellas cuando las miro, soñé en mirarlas junto a ti; cuan importante es
aprender y soñé con aprender a tu lado; cuan maravillosa es la risa, en especial
si venía de tus labios... Te di mi sangre cuando pensé que iba a perder todo
eso y ahora no se que me pasa, siento que debo entregar mi vida a cambio …aunque...eso es lo que prometí si ella se salvaba...-
Miró hacia la puerta buscando algo que no estaba allí, algo que lo llamaba a gritos, tomó la mano de Eveleen entre las suyas y lloro silencioso mientras continuaba
- No se que mas hacer, no soy brujo, no hago conjuros, no se a que dios rezarle, solo se que debo ser tu apoyo en lo que necesites…-
Y asi tomados de las manos Mephisto se rindió al cansancio, las lágrimas cayeron por sus mejillas y cayó rendido.
Miró hacia la puerta buscando algo que no estaba allí, algo que lo llamaba a gritos, tomó la mano de Eveleen entre las suyas y lloro silencioso mientras continuaba
- No se que mas hacer, no soy brujo, no hago conjuros, no se a que dios rezarle, solo se que debo ser tu apoyo en lo que necesites…-
Y asi tomados de las manos Mephisto se rindió al cansancio, las lágrimas cayeron por sus mejillas y cayó rendido.
Esa mañana Eveleen despertó, trato de mover sus dedos pero le resulto imposible, su mano izquerda estaba paralizada, quería tocar a Mephisto que estaba a su lado, despertarlo, sonreírle, pero apenas podía hacerlo, trató de moverse en la cama y le resultaba difícil, sentía rocas apresándola, sus movimientos se habían vuelto lentos, todo le dolía y lloró, con increíble dolor, y solo pudo musitar “Me-phis-to…” aunque su voz sonaba extraña, como si hubiera gritado por horas… El abrió los ojos, sentia un pequeño murmullo a su lado y la vio, vio sus ojos anaranjados abiertos, vio lagrimas, la vio tratando de moverse, de mover su cuerpo y la abrazo
- Mi Señora… Eveleen… como se encuentra? -
Ella levanto su mano derecha y rozó su mejilla, sonrió cansada, preocupada, dolorida y trato de hablar
- Pau-lette… como…-
Y Mephisto sonrió
- Está bien, ella esta viva gracias a usted. Vino a verla, a agradecerle. Ahora llamaré a los ancianos, deben verla -
Mephisto la soltó delicadamente, sonreía inmensamente y bajó las escaleras llamando a los Ancianos.
- Mi Señora, me alegra verla despierta… todos temimos lo peor -
Nadine se había sentado junto a Eveleen y Paulette estaba junto a Mephisto, volvió a tratar de mover su mano izquierda pero fue inútil, el anciano se acercó a examinarla y movió su cabeza negativamente
- Mi señora, su cuerpo quedó con muchos daños, su mano izquierda no tiene movilidad, sus cuerdas vocales están desgarradas, su cuerpo tiene dificultades para moverse… lo único que podría arreglar seria su voz, mas el resto escapa a mis manos -
Mephisto se adelantó
- No importa nada, Mi Señora esta viva y eso es lo importante -
Eveleen sonrio levemente, y el anciano lo noto
- Mi señora, puedo hablar con usted en privado?-
Eveleen asintió mientras las niñas salían junto a Mephisto y a algunas criadas. El anciano espero que todos se fueran para hablar
- Mi señora, se que este no es el mejor momento para esto pero creo que es el minuto para tomar una decisión respecto al romano. Los Vampiros mayores y el Concilio están preocupados por usted, por las princesas… usted sabe que él fue aceptado solo si no se consideraba un peligro pero ahora… ahora que usted casi muere, que una de las herederas se vio en peligro… usted me entiende -
El hombre bajó la vista, le aterraba ver a algún Vampiro mayor o quizás alguna guerra en contra de ella. Eveleen se incorporó con dificultad, lo miró con un dejo de tristeza pero decidida
- Don-de… Clau-dio?-
- Lo llevamos a una celda lejos de las princesas, su cuerpo ha envejecido desde que se deshizo el vínculo…-
- Lleva-me -
El hombre asintió
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El descenso a las celdas fue lento, ella insistió en ir solo
acompañada del anciano, aunque esto dificulto su marcha. Bajó escalones y
atravesó puertas hasta llegar a una celda de piedra que, a pesar de lo que se
pudiera creer, estaba bastante iluminada.
- Claudio… -
Musito aun con un poco de dificultad y una figura encorvada frente a ella se volteo con desesperación
- Eveleen? Eres tú? -
El sonreía casi estúpidamente, recordaba solo imágenes de tantos años con ella tras la rotura del vínculo, todavía recordaba su infinita belleza pero a ver su mano inmóvil y la dificultad para moverse de la mujer, retrocedio con miedo
- Recuerdas algo?.. Sabes quién soy?... o qué ha pasado? -
El hombre sostuvo su cabeza con ambas manos, apenas recordaba imágenes de lo que había pasado casi 100 años antes, lo mas actual parecía simplemente un sueño o una pesadilla
- Eveleen tu brazo… tu cuerpo…-
Ella aguantó las lágrimas, pero ya no quería sufrir mas ni tampoco verlo sufrir
- Te conozco… desde hace mas de 100 años y te amé mas que a mi vida, te hice parte de mi vida, desconocí a mi familia y a mis tradiciones por amarte, pero también te alejé de los tuyos, te hice extranjero en tu mundo… fui inconsciente, no pensé en el daño que nos hacía a ambos pero te quería conmigo, no veía nada mas... Que error mas grande cometí!
Claudio la miró, él aun conservaba esos bellos ojos celestes tan humanos y cálidos y ella no quiso sotener su mirada
- Podríamos haber continuado asi hasta el fin de los días, hasta que mi cuerpo se destruyera o que se yo, pero mi descuido no nos daño a nosotros, Paulette casi muere y eso no puedo aceptarlo. Todo es mi culpa-
Pero él la interrumpio, recordaba vagamente lo ocurrido y le dolía el pecho
- Yo te pedi estar juntos por siempre, lo rogué una y otra vez -
y ella asintió
- Pero yo no debo solo pensar en mi, debo mirar hacia adelante, hacia quienes dependen de mis decisiones, de lo que yo diga… no puedo simplemente permitir que alguien mas se dañe por lo que hago, a veces debo ceder, aguantar, aunque las cosas no me gusten, mi rango me lo impide. Contigo no pude evitarlo, me rendí ante ti y fui feliz, no lo niego, pero mis hijas se vieron en peligro y no dude en entregarme a su salvación y asi estoy, con mi brazo sin movilidad y un cuerpo desgastado, aunque no me importa si es que ella al fin esta bien -
Una sonrisa cruzo por los labios de Claudio, su pequeña estaba bien y le daba consuelo, pero él sabia que esa conversación no había terminado y tras un breve silencio de Eveleen el anciano habló
- Tu sabes que vas a morir, si no es por la mano de alguien, será por el deterioro de tu cuerpo y los ghoul sufren la falta de sangre… arderás por dentro, te quemarás en la oscuridad absoluta… -
- Propones algo anciano? -
Dijo el romano con burla, pero sin negar sus palabras
- Por desgracia no soy yo quien decide si tu mueres o no, si alguien nos dará el placer de eliminarte o lentamente te veremos arder. Solamente ella puede decidirlo, aunque esperamos de alguna forma que t{u tomes esa decisión -
El anciano se volteó, se alejo unos metros y dejo a Eveleen junto a Claudio
- Recuerdas como nos conocimos? Yo si, recuerdo como tú y los tuyos nos salvaron de un ataque de demonios, recuerdo tus ojos suaves a pesar de que eras una fiera guerrera con un hacha en tus manos… mátame Eveleen, mátame para no soñar mas con tus ojos, para dejar de pensar en ti, para que el Guardián de las Almas me deje descansar y ser libre de tu amor… mátame con tu hacha, quiero morir bajo tu mano -
Eveleen estalló en llanto, ya ni eso podía hacer, ya no podía tomar su hacha, defender a su pueblo, no podía cuidarlo, no podía salir de ese agujero de dolor en el que quedó sumergida desde que Paulette casi murió
- No puedo hacerlo yo, apenas puedo caminar…-
- Dile a Mephisto que lo haga, que me mate con tu hacha -
Y ella asintió, se limpió las lágrimas con el dorso de la mano que aun podía mover y se levantó silenciosa, retirándose lentamente de la celda de Claudio mientras este agachaba la cabeza y se recluia en las sombras nuevamente.
---------
- Claudio… -
Musito aun con un poco de dificultad y una figura encorvada frente a ella se volteo con desesperación
- Eveleen? Eres tú? -
El sonreía casi estúpidamente, recordaba solo imágenes de tantos años con ella tras la rotura del vínculo, todavía recordaba su infinita belleza pero a ver su mano inmóvil y la dificultad para moverse de la mujer, retrocedio con miedo
- Recuerdas algo?.. Sabes quién soy?... o qué ha pasado? -
El hombre sostuvo su cabeza con ambas manos, apenas recordaba imágenes de lo que había pasado casi 100 años antes, lo mas actual parecía simplemente un sueño o una pesadilla
- Eveleen tu brazo… tu cuerpo…-
Ella aguantó las lágrimas, pero ya no quería sufrir mas ni tampoco verlo sufrir
- Te conozco… desde hace mas de 100 años y te amé mas que a mi vida, te hice parte de mi vida, desconocí a mi familia y a mis tradiciones por amarte, pero también te alejé de los tuyos, te hice extranjero en tu mundo… fui inconsciente, no pensé en el daño que nos hacía a ambos pero te quería conmigo, no veía nada mas... Que error mas grande cometí!
Claudio la miró, él aun conservaba esos bellos ojos celestes tan humanos y cálidos y ella no quiso sotener su mirada
- Podríamos haber continuado asi hasta el fin de los días, hasta que mi cuerpo se destruyera o que se yo, pero mi descuido no nos daño a nosotros, Paulette casi muere y eso no puedo aceptarlo. Todo es mi culpa-
Pero él la interrumpio, recordaba vagamente lo ocurrido y le dolía el pecho
- Yo te pedi estar juntos por siempre, lo rogué una y otra vez -
y ella asintió
- Pero yo no debo solo pensar en mi, debo mirar hacia adelante, hacia quienes dependen de mis decisiones, de lo que yo diga… no puedo simplemente permitir que alguien mas se dañe por lo que hago, a veces debo ceder, aguantar, aunque las cosas no me gusten, mi rango me lo impide. Contigo no pude evitarlo, me rendí ante ti y fui feliz, no lo niego, pero mis hijas se vieron en peligro y no dude en entregarme a su salvación y asi estoy, con mi brazo sin movilidad y un cuerpo desgastado, aunque no me importa si es que ella al fin esta bien -
Una sonrisa cruzo por los labios de Claudio, su pequeña estaba bien y le daba consuelo, pero él sabia que esa conversación no había terminado y tras un breve silencio de Eveleen el anciano habló
- Tu sabes que vas a morir, si no es por la mano de alguien, será por el deterioro de tu cuerpo y los ghoul sufren la falta de sangre… arderás por dentro, te quemarás en la oscuridad absoluta… -
- Propones algo anciano? -
Dijo el romano con burla, pero sin negar sus palabras
- Por desgracia no soy yo quien decide si tu mueres o no, si alguien nos dará el placer de eliminarte o lentamente te veremos arder. Solamente ella puede decidirlo, aunque esperamos de alguna forma que t{u tomes esa decisión -
El anciano se volteó, se alejo unos metros y dejo a Eveleen junto a Claudio
- Recuerdas como nos conocimos? Yo si, recuerdo como tú y los tuyos nos salvaron de un ataque de demonios, recuerdo tus ojos suaves a pesar de que eras una fiera guerrera con un hacha en tus manos… mátame Eveleen, mátame para no soñar mas con tus ojos, para dejar de pensar en ti, para que el Guardián de las Almas me deje descansar y ser libre de tu amor… mátame con tu hacha, quiero morir bajo tu mano -
Eveleen estalló en llanto, ya ni eso podía hacer, ya no podía tomar su hacha, defender a su pueblo, no podía cuidarlo, no podía salir de ese agujero de dolor en el que quedó sumergida desde que Paulette casi murió
- No puedo hacerlo yo, apenas puedo caminar…-
- Dile a Mephisto que lo haga, que me mate con tu hacha -
Y ella asintió, se limpió las lágrimas con el dorso de la mano que aun podía mover y se levantó silenciosa, retirándose lentamente de la celda de Claudio mientras este agachaba la cabeza y se recluia en las sombras nuevamente.
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Mephisto la miró y asintió sin decir palabra, debía
servirla, siempre lo haría y de alguna forma sentia que le haría pagar el dolor
causado. Tomó el hacha que le tendían y se alejó tras una reverencia, cruzó
algunos pasillos y tras un pilar sombrio sintió una voz
- Tú… tu vas a…? -
Se volteó inmediatamente, nervioso, y vio sus ojos de diferente color mirándolo con dolor, mas asumiendo la situación
- Debo hacerlo, es una orden pero también es mas humano que dejarlo morir quemado en su celda -
- Humano? -
Ella lo miró dudosa, no lo entendía
- Tu madre me enseñó que no hay necesidad de ir matando a la gente por placer, pero tampoco dejarlos sufrir si no hay solución alguna para su destino -
Respiró un poco ahogada, una lágrima cruzo su rostro, empuño sus manos y a él se le quebró el corazón
- No quiero que sufra, no quiero que le duela, aunque no le guste a nadie es mi padre y lo amo…-
Ya no fue solo una lágrima la que cruzo su rostro, fueron muchas y él solo se arrodilló ante ella y la abrazo mientras susurraba en su oído
- El finalmente va a descansar, su cuerpo no lo va a consumir y eso es lo que le traerá paz, yo haré que no le duela, que todo sea rápido, que no sufra -
- Me lo juras? -
- Te lo juro, a ti menos que a nadie podría mentirte -
Ella sonrió y lo dejó ir, desapareciendo tras las sombras del pilar.
- Tú… tu vas a…? -
Se volteó inmediatamente, nervioso, y vio sus ojos de diferente color mirándolo con dolor, mas asumiendo la situación
- Debo hacerlo, es una orden pero también es mas humano que dejarlo morir quemado en su celda -
- Humano? -
Ella lo miró dudosa, no lo entendía
- Tu madre me enseñó que no hay necesidad de ir matando a la gente por placer, pero tampoco dejarlos sufrir si no hay solución alguna para su destino -
Respiró un poco ahogada, una lágrima cruzo su rostro, empuño sus manos y a él se le quebró el corazón
- No quiero que sufra, no quiero que le duela, aunque no le guste a nadie es mi padre y lo amo…-
Ya no fue solo una lágrima la que cruzo su rostro, fueron muchas y él solo se arrodilló ante ella y la abrazo mientras susurraba en su oído
- El finalmente va a descansar, su cuerpo no lo va a consumir y eso es lo que le traerá paz, yo haré que no le duela, que todo sea rápido, que no sufra -
- Me lo juras? -
- Te lo juro, a ti menos que a nadie podría mentirte -
Ella sonrió y lo dejó ir, desapareciendo tras las sombras del pilar.
Claudio sintió la puerta, vio al alto hombre entrar con su
armadura y cargando un hacha, sonrió aliviado mientras sus ojos cansados se
cerraban. Mephisto entro en la celda, se disponía a explicarle a Claudio de
alguna forma que era lo que haría pero este lo interrumpio
- Cuídalas, a Eveleen, a Nadine, a Paulette…”
Mephisto se turbó, pero se sintió aliviado. Tomó el hacha con mas seguridad y asesto un certero golpe cortándole la cabeza a Claudio
- Te prometo que las cuidaré, que Paulette no sufrirá mas -
Bajó el hacha y se volteó sin dolor o remordimiento, ahora simplemente sentia odio por ese cuerpo que aun se sacudia bajo sus pies con espasmos, odio por ese ser que hizo que ella llorara pidiéndole clemencia.
- Cuídalas, a Eveleen, a Nadine, a Paulette…”
Mephisto se turbó, pero se sintió aliviado. Tomó el hacha con mas seguridad y asesto un certero golpe cortándole la cabeza a Claudio
- Te prometo que las cuidaré, que Paulette no sufrirá mas -
Bajó el hacha y se volteó sin dolor o remordimiento, ahora simplemente sentia odio por ese cuerpo que aun se sacudia bajo sus pies con espasmos, odio por ese ser que hizo que ella llorara pidiéndole clemencia.
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